Hoy es uno de esos días en los que realmente sueño con ser un famoso escritor de prestigio, pero, como quiero dan a entender con el título, tengo mis motivaciones.
La principal es que estoy hasta las narices (por no nombrar otras partes de mi anatomía) de trabajar. En muchos artículos destinados a escritores o a quien tratan de serlo, hay un consejo que se repite: «Nunca dejes tu trabajo, que la literatura no da para comer», pero he de reconocer que a veces me entran ganas de pasar de todo y dedicarme sólo a escribir.
Para que os hagáis una idea, mi puesto de trabajo es el que se podría denominar como «panchito», es decir, aquel que siempre acaba metiendo horas extras porque alguien por encima de él (y que siempre cobra más) ha metido la pata hasta el fondo. Por cierto, trabajo como informático, concretamente como programador de aplicaciones y páginas web.
En el caso de hoy, la culpa ha sido, como muchas otras veces, de un comercial de esos que venderían a su madre por ganar un cliente. El «entrañable» personaje vendió que podía acabar unas modificaciones de una página del cliente en dos días, si ni siquiera consultármelo primero. Era un cliente muy importante (por razones obvias, omitiré el nombre), pero como pasa siempre con los comerciales cuando se bajan los pantalones ante un cliente, el culo que ponen no es el suyo, sino el del «panchito» de turno. Total, que la cosa se traduce en tres horas extras para mi menda, una comisión para el comercial, y para mí, la misma mierda de sueldo de todos los meses.
Para los que os encontréis en una situación similar, os recomiendo que, si queréis reíros un poco de vosotros mismos, le echéis un vistazo a «Fuckowski, memorias de un ingeniero», novela de un novato con gran imaginación, llamado Alfredo de Hoces. Está disponible en formato electrónico o papel en el portal literario dehttp://www.yoescribo.com, aunque también podéis obtenerla autografiada desde la página del autor, enhttp://www.despacho101.com. A los que no hayáis trabajado en empresas de informática, tal vez algún concepto os suene a chino, pero es un libro muy recomendable para que nos entendáis a los pobres esclavos de la tecla. Por cierto, ni me gano comisión por el libro ni por dirigir a gente a yoescribo.com, simplemente me parece que el libro merece la pena, y es una pena (valga la redundancia) que un libro como ese no se encuentre en librerías.
P.D.: Para los que aún podáis pensar que realmente no escrito nada en mi vida, aparte de tres entradas en este blog, mañana subiré un pequeño relato que escribí hace tiempo. No es muy largo, y espero que os guste. Pero eso será mañana, que ahora me voy a escribir un rato algo más de mi octava novela.