Hace unos años, mi blog, cuando estaba en Blogger, se convirtió durante un tiempo bastante largo en una referencia en España sobre lo que denominé, y otros me siguieron, «coedición encubierta». Hoy quiero retomarlo, después de que una conversación en un foro literario me lo haya recordado.
Siempre consideré coedición encubierta (y lo sigo haciendo) a toda forma de edición en la que, de forma más o menos sutil, la editorial hace pagar al autor, pero haciendo que no lo parezca.
El caso que nos ocupa, y que me ha traído todo esto al recuerdo, es el de las editoriales que incluyen cláusulas por las cuales en la primera (y generalmente única) presentación de la obra organizada por la editorial, el autor deberá vender un determinado número de libros. Pongamos 100 como número de referencia. En la mencionada cláusula, se suele indicar que, de esos 100 libros, todos los que no se vendan en la presentación los asumirá el autor. Por regla general suelen dar un tiempo de gracia tras la presentación, que puede ir desde una semana hasta un mes, para que el autor siga tratando de vender esos libros sobrantes.
Como estos conceptos muchas veces no se entienden hasta que vemos cómo podrían afectar a nuestros bolsillos, hagamos números, que no tienen desperdicio y son claros como el agua.
Supongamos los 100 libros antes mencionados, con un PVP de 15€. Generalmente, las editoriales suelen hacer descuento a los autores (suele ser un 30%) para que compren ejemplares de sus propios libros. Este descuento se suele aplicar también a los libros de la mencionada cláusula. Por tanto, en este caso trabajaremos sobre 10,5€ como precio por libro.
Pasemos a la cruda realidad. Esta cláusula, salvo que la editorial la ofrezca por sistema, cosa que (no hay que olvidar nunca) es negociable, se la plantearán a aquellos autores de los que están seguros, o casi, que van a ser capaces de vender esos 100 libros, pero ellos (la editorial) no quieren asumir riesgo alguno con esa primera tirara de 100 ejemplares.
Supongamos entonces un caso (bastante complejo, en realidad) en el que el mencionado autor logra vender 50 ejemplares. Creedme, un autor novel, o muy poco conocido, que venda 50 ejemplares entre la presentación y las primeras semanas puede considerarlo un éxito. Otra cosa es que las ventas luego se mantengan o aumenten, que ya es harina de otro costal.
Entonces, el autor tendrá que pagar los 50 libros restantes, por los que deberá pagar 525€, nada más y nada menos.
He ahí la coedición encubierta, puesto que no has tenido que pagar antes de la producción del libro, como en la coedición más habitual, pero has acabado pagando. De repente, te has convertido en cliente de la editorial, y no en un socio, lo que un autor debería ser con respecto a su editorial.
Bien, esos 525€ probablemente ya habrán terminado de cubrir de sobra esa primera tirada de 100 ejemplares. Puede que incluso por sí mismos. 5,25€ por ejemplar es muy barato, pero también habría que entrar a valorar las calidades de impresión de la obra. A menor calidad, menos le costará la imprenta a la editorial. Pero esto no acaba aquí. 525€ es lo que el autor pagará a la editorial por 50 libros. Los otros 50 libros vendidos, durante la presentación y el periodo de gracia, reportarán a la editorial 750€, con lo que ya tenemos un total de 1275€. Yo mismo he visto varios contratos de coedición normal, con presupuesto incluido, en los que la editorial pedía al autor entre 1000 y 1200€. Entonces, ¿se entiende ahora que llame «coedición encubierta» a esto de tener que vender X ejemplares tras la salida del libro? Vale que en este caso no te lo cobran todo a ti, pero pagar, pagas igualmente.
Hay que tener en cuenta otro detalle: salvo que alguien me enseñe un caso (y yo entre los que conozco no lo he visto) en el que no sea así, esos 100 ejemplares no suelen contar para la retribución por derechos de autor. El autor, por regla general, recibe un 10% de cada ejemplar vendido, pero de esos 50 primeros que se vendieron no verá absolutamente nada. Una vez más el autor es tratado como un simple cliente.
Mención aparte merecen las editoriales que no incluyen estás cláusulas en los contratos, pero luego te las comunican por email o de viva voz por teléfono. Eso ya me parece un engaño y un insulto al autor. Si una cláusula no aparece en un contrato y se comunica de viva voz, o por medios en los que luego al autor le sea muy complicado demostrar que existen, son por lo menos sospechosas. Un contrato tiene que ser un documento 100% transparente, y toda condición que se comente y no esté en él debe incluirse. Todo contrato es negociable, y si la editorial se niega a incluir esas cláusulas que comenta aparte, no puede ser una editorial muy fiable.
No hay que olvidar un importante detalle: tras embolsarse esos 1275€ que he calculado antes, y haber cubierto de sobra la tirada inicial de 100 ejemplares (que en muchos casos es también la única), al editor, en muchos casos, le da igual si tu obra es un best-seller o se muere de asco en cajas en tu casa, un almacén, o una librería. Su editorial ya ha tenido beneficios con tu obra, y todo lo que venga después, bienvenido sea. Mientras tanto, serás únicamente tú, autor, el que haya arriesgado su dinero. Mención aparte merecen las editoriales que, además de llevarse esos 1275€, luego venden los libros por el sistema de impresión bajo demanda, con lo que su nivel de implicación e inversión en ti es 0%. ¿Por qué? Porque seguirás siendo cliente de la editorial durante toda la vida de esa edición de tu obra. Cuando quieras hacer una presentación, tendrás que comprar tú libros a la editorial (aunque sea al 30%). Ellos estarán encantados de que hagas presentaciones, porque cada una hará sonar la caja registradora, aunque luego en esa nueva presentación no llegues a vender todos los libros. Y claro, alguna vez querrás hacer una presentación en una librería, ¿verdad? Pues nuevamente a comprar libros al 30%. Después, el librero, porque así va el negocio, te pedirá quedarse los libros en depósito, y de los que venda te pagará el 70%, con lo que el 30% que te habías ahorrado tú se esfuma, y de cada libro que vendas en esa presentación en librería, aunque sea el mejor establecimiento de tu ciudad y vayan cientos de personas, habrás ganado exactamente 0€. Estarás pillado para toda la vida de la obra, hagas lo que hagas.
Como ya he dicho muchas veces en el pasado, no estoy en contra ni de la autoedición (de hecho, acabo de autoeditar en Amazon una reedición de mi primera novela) ni de la coedición, siempre y cuando todos los términos queden claros y cada parte tenga diáfanos sus derechos y obligaciones. Si por medio de estas cláusulas de venta mínima, y otras estrategias, se busca que el autor no sea consciente de que va a acabar pagando sí o sí, entonces ahí tenemos un gran engaño, y lo que no considero de recibo. Autor y editorial no tienen que ser amigos ni invitarse a sus fiestas de cumpleaños o hacerse regalos, pero sí ser socios en el trabajo de producir y explotar lo más posible una obra literaria. Es perfectamente válido que la editorial pueda no creer el 100% en las posibilidades de una obra, pero es bastante ruin ocultárselo al autor. Aunque algunas editoriales no lo crean, los autores valoramos la sinceridad.
Yo mismo he recibido a lo largo de los años multitud de ofertas con presupuesto, tanto en el contrato, como después en forma de llamada telefónica, y valoro mucho más las primeras. En ambos casos, responderé educadamente al editor, recalcando que no estoy interesado en una coedición, y todos contentos. Pero es que en el segundo caso, me habrán hecho perder el tiempo, pensando que se iba a tratar de una edición tradicional. Como consejo, diré que no hay que firmar nada hasta que todas las condiciones estén meridianamente claras, y que, como ya apuntaba antes, todo contrato es negociable. El autor es libre de solicitar que se elimine esa cláusula de venta mínima, o cualquier otra que no le cuadre. Cierto es también que el editor es libre de negarse a quitarla, o incluso enfadarse y retirar su oferta, pero en ese caso será el autor el que deberá sopesar si la compensará trabajar con esa editorial.
A estas alturas, veo esto desde la perspectiva de alguien que ya cumplió su sueño de tener obras suyas en papel, e incluso en librerías, y hasta estar en una feria del libro y firmar a desconocidos. Entiendo, y comprendo, porque lo he vivido, que alguien que empieza tiene en ocasiones miedo a decir que no a una editorial, aunque las condiciones no terminen de cuadrarle, temiendo que tal vez no vuelva a acercársele otra, pero, desde esta posición mía en perspectiva, os digo que no hay que temer decir no a una editorial, o a una cláusula poco clara o poco ventajosa de un contrato. Si, como si fuera un niño pequeño, un editor «se enfada y no respira», pues que lo haga. Cuando un buen editor se interesa en publicar tu obra, no te está haciendo un favor. El favor es mutuo, porque él prevé que tendrá un beneficio vendiendo tu obra, y tú conseguirás un beneficio, cierto prestigio (en función del tamaño y prestigio de la editorial y de lo que se implique en promocionarte) y visibilidad. En la mayoría de casos, sobre todo en estos «encubiertos», si un editor te hace una oferta para editar tu obra, probablemente cree que te está haciendo un favor, pero el favor se lo haces solo tú, pagando un dinero que nunca amortizarás.
Un último consejo: cuando una editorial se ponga en contacto con vosotros, fijaos bien en el lenguaje utilizado. No es lo mismo que un editor se interese en tu obra y te remita un borrador de contrato, o un contrato en firme, que ver que se dirige a ti diciendo que te presenta una «oferta» para publicar tu libro. Esa oferta seguramente incluirá algún gasto por tu parte. O te cobrarán antes de que el libro esté a la venta (en forma de pagar portada, corrección, maquetación, u otro servicio editorial) o bien con ventas mínimas u otras cláusulas más o menos turbias.
Espero que este artículo os sea útil. A mí me ha servido para aclarar muchos puntos que estoy harto de repetir, y llevo más de diez años haciéndolo.
Una conclusión a modo de pregunta: si una editorial te pide dinero, ¿qué la diferencia de una imprenta o de autoeditarte? ¿Dónde está el hecho diferencia que te anime a aceptar?