Se ha intentado, y esta vez he llegado más lejos que nunca, pero no ha podido ser. Esta mañana he recibido el puntual email de la agencia literaria, justo un mes después de la última comunicación, tal y como habían prometido. En él me comunican que después de hacer la valoración final de mi manuscrito, han decidido no representarme. Me ha bastado la primera palabra («Lamentamos») para darme cuenta.
No es algo nuevo para mí y ya he recibido en el pasado cartas o mensajes rechazando un manuscrito mío, pero esta vez el golpe ha sido más duro. No creo que sea suficiente para derribarme o conseguir que deje de escribir, pero sí para dejarme un tanto bajo de moral (tal y como estoy mientras escribo estas líneas) y con pocas ganas de escribir hoy, como hice ayer por la noche y muchas otras noches en el pasado. Hasta ahora, me jactaba de estar ya acostumbrado a las largas esperas, pero esta vez debo reconocer que me había ilusionado, tal vez demasiado. El comienzo fue positivo, cuando la agencia me pidió el manuscrito después de leer la sinopsis que les había enviado, y fue a mejor cuando dos meses después, recibí un email en el que me comunicaban que habían recibido una respuesta positiva de parte de su lector, pero que debía esperar un mes más hasta tener la respuesta definitiva.
La respuesta ha sido negativa y en parte desalentadora, pero debo quitarme el sombrero ante una agencia que ha cumplido con los plazos prometidos y me ha tratado con un respeto admirable. Ahora creo ya que no tiene sentido seguir ocultando el nombre de la agencia, que además se merece toda publicidad positiva: es la agencia Sandra Bruna —sé que algunos ya lo habiáis deducido—, cuya profesionalidad admiro. Es más, creo que en cuanto me recupere de este golpe —tal vez dentro de un par de horas— les voy a enviar otra propuesta. Aunque no me hayan querido representar con esta novela, no es lo único que he escrito, ni será lo último. Si he llegado hasta el punto en que debían decidir si representarme o no y pasé la criba del comité de lectura, algo debieron de ver en mi estilo o mi forma dr escribir, y, como ya he dicho otras veces, he escrito ya unas cuantas cosas más.
Gracias a todos los que me habéis dado muestras de ánimo estos meses. Quiero creer que estos tres meses transcurridos desde que envié la propuesta inicial han servido para algo. Algunos no tenemos mecenas ni contactos que nos abran puertas, así que quiero pensar que por lo menos habré dejado algún tipo de huella en la agencia, al menos para que cuando les mande otras cosas no les suene a deconocido.
De momento, voy a seguir escribiendo, no sé si esta misma tarde/noche o mañana, pero pienso seguir. Otro plan que tengo, aunque todavía queda un poco lejos, es presentarme de nuevo a un premio literario de yoescribo.com, en este caso el de relato. Tengo un relato cuyas características lo hacen válido para el premio y que lleva casi dos años ocupando un puesto entre las 10 obras más leídas de la categoría de novela negra. La historia se llama «¿Quién dijo miedo?», y creo que puede salir adelante. El plazo de entrega no se inicia hasta el 1 de septiembre, así que todavía tengo que esperar un mes y medio para poder apuntarme. El sistema es como el de novela, iniciándose las votaciones en este caso el 1 de diciembre y terminando el 31 de del mismo mes. Si lo bajáis, que espero que lo hagáis, y os gusta, no olvidéis votarme en diciembre.
Eso es todo por hoy. Siento el rollo tan largo que me ha salido, espero que no os haya aburrido.
Hasta mi próximo intento.