Lo que no es la crítica literaria

En los últimos años he visto en varias ocasiones una frase bastante recurrente en algunas críticas literarias: «No empaticé con el/la protagonista». No me refiero a reseñas, sino a ciertos informes de lectura que hacen algunos «profesionales», salidos tras el boom de la autoedición.

Más allá de los gustos personales de quien escribe la crítica en cuestión: ¿qué mierda de crítica literaria es esa?

Me viene un ejemplo a la mente; para muchos no será la mejor novela de los últimos años, pero ilustra este caso perfectamente. Un best seller como «American Psycho», protagonizada por un asesino en serie psicópata y obsesivo compulsivo, ¿acaso fue valorado por asesinos en serie, que empatizaran con el protagonista, para ser publicado y acabar obteniendo el éxito del que gozó? Es más, aquellos a los que nos gustó, yo al menos sin empatizar con el protagonista, o eso quiero creer:, ¿somos asesinos en potencia?

En muchas ocasiones nos quejamos de las valoraciones meramente económicas y comerciales que las editoriales hacen de los manuscritos que reciben, pero a veces esas valoraciones son las más objetivas. Di «reseña» u «opinión», pero no me disfraces tu valoración subjetiva como una «crítica literaria».

Mención aparte merecen personas que trabajan realizando los habituales «informes de lectura» en agencias literarias, o los ya omnipresentes portales de «servicios literarios». Con su sueldo y nómina, y tarifas a veces escandalosas por carácter, palabra o página, hay quienes redactan sus informes en el mismo tono subjetivo y meramente personal.

Tenedlo claro: el autor o la editorial que os pide el informe no os está preguntando si os gusta la novela, sino si os parece al menos correcta y si consideráis que puede gustar al público en general.

Coño, yo lo pasé muy bien viendo «Sharknado IV», aunque no diré que sea la quintaesencia del cine moderno, pero sí soy consciente de que tiene un amplio público que querrá verla, y espera ya a ver «Sharknado V».

Podéis no empatizar con el protagonista de la película o con la gente a la que le gustará, pero ignorar que tiene su mercado es negar la evidencia.

Y si tienes la firme certeza de que esa novela sobre la que te han pedido un informe de lectura no debe publicarse y quieres convertir tu valoración en una cruzada por la pureza literaria, hazte ministro de cultura, librero, o pide una puesto a Mercedes Milá en su nuevo programa, pero no cobres (mucho en ocasiones) por dar tu opinión en lugar de escribir un informe sincero y acorde con la realidad literaria.

Objetividad hermanos, objetividad.

P.D.: Sí, me ha ocurrido, con uno de esos «informes»; no daré nombres. Quien quiera ver esto como un «porque yo lo valgo» que me acabo de marcar, que siga caminando. No hay nada que ver aquí para él/ella.

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