Dicen que algo se muere en el alma, pero no lo tengo tan claro, al menos en el caso que nos ocupa hoy.
Escribo esta breve entrada para anunciar que, desde hoy, mi primera novela, Decisiones, que fue publicada en 2012 por la salmantina editorial Amarante, pasa a estar descatalogada.
Esto quiere decir, por ejemplo, que si tienes un ejemplar, tal vez sea una buena idea guardarlo. Quién sabe, tal vez en el momento en que me convierta en un escritor super ventas de esos, o después de mi muerte, se convierta en una pieza de coleccionista por la que se paguen miles y miles de euros.
No creo que nada haya muerto, puesto que siempre tendrá un lugar en mi corazón, como aquella obra que me permitió meter un pie en este difícil mundo literario, y me abrió alguna que otra puerta.
Y, por otra parte, porque espero darle una nueva vida en el futuro. Las viejas novelas merecen nuevas oportunidades y, parafraseando a los estadistas del pasado, diré: «¡Decisiones a muerto! ¡Larga vida a Decisiones!» Con esto quiero decir que no debéis considerar descabellado que esta novela vea la luz de nuevo en el futuro con el subtítulo de «Segunda edición». De hecho, yo ya he empezado a releerla y mejorarla. Hacía mucho tiempo que no leía esa novela, y es un ejercicio bastante revelador.
Quién sabe lo que nos deparará el futuro.