Consejos prácticos

Aunque en diversos foros me he prodigado en divulgar estos consejos que ahora voy a reproducir, me he dado cuenta de que, a pesar de haberos hablado mucho de mis experiencias con editoriales y seres de similar calaña, nunca me he parado a explicar la manera en que lo hago. Escribir aquí sobre dicho tema me puede servir para disipar las dudas de muchos que me han escrito interesándose por cómo se debe contactar con una editorial o agencia literaria, y para que otros, en forma de comentario, puedan aportar ideas o consejos que echen en falta. La idea es, como siempre,. aportar mi granito de arena, pero sin dejar de aprender también de otros en mi situación o con mayor experiencia. Vamos por partes, como dijoJack del destripador.

Cómo contactar con una editorial (Basado en mi propia experiencia):

En principio, cada editorial es un mundo, y cada editor tiene sus manías, a pesar de lo cual, mi experiencia me dicta unos cuantos consejos a tener en cuenta:

1) Nunca, salvo que la editorial lo pida expresamente, se debe enviar un manuscrito completo a una editorial, tanto si es por correo electrónico, como si se usa el tradicional. En muchos casos, los originales no solicitados van a la papelera, la del cliente de correo, o la del despacho del editor. Y algunos se quedan en la papelera de la secretaria del editor. Por regla general, a la mayoría de editoriales no les gustan los manuscritos no solicitados.

2) Antes de enviar un manuscrito completo, enviar un resumen, junto con una carta de presentación. Habrá quien piense que este resumen también acabará en una papelera, por ser también algo no solicitado, pero lo cierto es que tiene muchísimas más posibilidades de ser leído. Un buen resumen, debe constar de: Carta de presentación del autor, con un breve currículum literario, sinopsis del manuscrito, ni demasiado extensa ni tampoco de estilo «telegrama» y, por último, algún fragmento del manuscrito. Dependerá del caso, pero lo normal es enviar uno o dos capítulos. Hay quien habla también de incluir una especie de «estudio de mercado» en el que se indique a qué tipo de lector se considera dirigida la obra y las perspectivas de venta que se le ven, aunque esto último suele ser más habitual en textos que no sean de ficción. A partir del momento en que la editorial se muestre interesada en el resumen que has enviado y pida el manuscrito completo, tu obra ya no es un «manuscrito no deseado», lo que ya deja entreabierta una puerta.

3) Relacionado con el punto anterior, trata de hacer un buen resumen. No hay que olvidar que un escritor, como ya dejé ver en un artículo anterior, debe serlo a tiempo completo, aunque sea sólo para escribir la lista de la compra. No vale para nada tener la novela más rompedora de la década si luego se le presenta a la editorial por medio de un resumen farragoso o mal escrito. Aunque la editorial pueda tener (y siempre tendrá) alguna duda sobre el texto, siempre estará más dispuesta a solicitar el resto del manuscrito a alguien capaz de presentar su obra en condiciones. Si queremos que nos traten como profesionales, debemos comportarnos como tales, y no enviar como carta de presentación una redacción de colegio.

4) Paciencia, pero sin dejar de defender los propios intereses. En los plazos de respuesta de las editoriales, no existen las verdades absolutas, pero no está de más tratar de estar al tanto de éstos en cada caso. No hay que tener vergüenza en preguntar, en el momento de enviar el manuscrito completo, cuánto tiempo van a tardar en respondernos, aunque sea sólo un tiempo aproximado. Después, si pasa ese tiempo y vemos que no hay respuesta, basta con, educadamente, volver a preguntar. Las editoriales españolas reciben cientos e incluso miles de manuscritos al mes, por lo que es perfectamente factible que, en un momento determinado, la carga de trabajo les impida responder con la misma celeridad que en otras épocas del año. En cuanto a las editoriales que no dan un plazo de respuesta o se limitan a decir que sólo responderán en caso de que el manuscrito les interese, no hay mucho que hacer, y tampoco hay verdades absolutas. Algunas responderán si el autor se lo solicita expresamente, y otras ignorarán emails o llamadas telefónicas. Queda a criterio del autor elegir qué cree que debe hacer en cada caso.

Cómo contactar con una agencia literaria:

Ni más ni menos que de la misma manera que con una editorial. Los agentes literarios, salvo casos que podría contar con los dedos de una mano (y me sobraría alguno), gustan también de recibir primero un resumen del manuscrito, con el mismo contenido que antes comentaba. Al fin y al cabo, los agentes literarios trabajan en muchos casos como si fueran los departamentos de lectura de las editoriales, por lo que se aplican (más o menos) las mismas normas que en el caso de éstas.

Consejos finales, aplicables a cualquier caso:

1) Corrige tu texto tanto como sea necesario, hasta que quedes contento con él. El «calentón» de acabar una obra de la que te sientes especialmente orgulloso te puede llevar a querer enviarlo inmediatamente, pero no hay peor error. Aunque creas tener entre manos lo mejor que se ha escrito en las últimas décadas, no debes nunca olvidar que eres un ser humano y, por tanto, proclive a lametedura de pata. Es muy probable, por no decir seguro, que hayas cometido algún que otro error. Igual querías escribir una palabra, pero entre que se te fue el dedo a la tecla que no era y que tenías activada de autocorrección de Word, acabaste con otra sin el más mínimo sentido en esa frase. O igual olvidaste el acento en un «aún» (por poner un ejemplo), pero como dicha palabra es correcta tanto con acento como sin él, tu corrector ortográfico ni se enteró. O tal vez el coche del protagonista comenzó siento un Seat Panda rojo y acabó siento un Ford Fiesta azul cielo, sin que entre medio cambiara de utilitario. El consejo que los expertos dan, y que yo reproduzco por haberlo experimentado por mí mismo, es dejar el manuscrito apartado durante unos meses, por lo menos tres. Después, lo empiezas a leer de nuevo. Con el tiempo transcurrido, será en parte como sí fueras un simple lector, y los posibles fallos saldrán más fácilmente a la luz. Después, se lo dejas ver a unos pocos amigos (los más críticos de tu círculo de amistades) y cuando hayas pasado el filtro de algún lector externo, ya estarás listo para que una editorial o agencia literaria tenga acceso a tu manuscrito.

2) No te limites. Es cierto que en algunas editoriales y agencias literarias no les gusta que el manuscrito que están evaluando esté al mismo tiempo en manos de otros, pero la mayoría son conscientes de lo lento que es el proceso editorial y, en muchos casos, dejan abierta la posibilidad de que envíes el manuscrito a otra gente. Una vez más, no tengas vergüenza de preguntar por la política de la editorial o agencia a ese respecto, y si ves que no les importa queenvíes el manuscrito a otra gente, hazlo. Quién sabe, tal vez en el futuro te puedas encontrar con ofertas de dos editoriales y en una situación de cierto poder. Por otra parte, muchas editoriales o agencias literarias se tomarán muy mal que envíes tu manuscrito simultáneamente a otros sin por lo menos avisarles de tus intenciones. Todo esto no es aplicable al resumen inicial, sólo al momento en el que la editorial te solicita el manuscrito.

3) Acepta las críticas, siempre que sean constructivas, y más si la editorial o agencia está dispuesta a seguir adelante. Todos somos conscientes de lo duro que es escribir una novela completa, que en muchos casos habrá costado más de un año y más de dos sacar adelante, pero no hay que encerrarse en el «porque yo lo valgo» o «mi obra es perfecta como está». Habrá detalles que no gusten al editor, desde cosas tan simples como el título hasta partes enteras de la trama, y hay que ser capaz de encajar las críticas. Con esto no quiero decir que el autor deba agachar las orejas y decir que sí a todo, pero tampoco debe creerse un semidiós. Por otro lado, si consideras que tu criterio es acertado, no dejes de defenderlo. Un buen editor respeta tanto a un autor humilde que acepta una crítica o una corrección, como a aquel capaz de razonar por qué considera que tal o cual parte de su obra está bien tal y como esta. Aunque, evidentemente, la cabezonería o el tratar de imponer el criterio propio sólo por ser el autor de la obra no lleva a ninguna parte. Si quieres tu obra publicada tal y como está, sin ninguna corrección ni cambio alguno, siempre tendrás la autoedición o la coedición, pero en ese caso, más vale que tu obra sea perfecta e inmaculada.

Bien, espero que estos consejos sirvan para aclarar las dudas de los que me habéis escrito desde que abrí este blog y para animar a otros a dar salida a sus manuscritos. Yo mismo tardé varios años entre que empecé a escribir y empecé a enviar manuscritos y propuestas a editoriales y agencias. En parte por desconocimiento, en parte por vergüenza. Fue gracias a gente con más experiencia que pude atreverme con esto, y no puedo hacer menos que animar a los que ahora se encuentren en esa misma situación.

Saludos y suerte a todos lo que lo intentéis.

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